sábado, 30 de marzo de 2013

BUCEADORES EN ESPAÑA

El primer equipo de Buceadores de Combate Españoles, constituido como tal, actuó, en 1782 minando el estrecho de Gibraltar a nado y al mando del general Grillón.

Las Reales Ordenanzas de Carlos III dan realce a la figura del buzo embarcado, citando textualmente:
''Durante el zafarrancho de combate, el buzo permanecerá en la enfermería o se ocupará en el paso de cartuchos de despensa a boca de escotilla, preservando así su persona, mientras no sea necesario emplearlo en función importante de su ejercicio.''

Por Real Decreto de 20 de febrero de 1787 se crean las primeras Escuelas de Buceo en cada Departamento Naval. Estas Escuelas de Buceo son las más antiguas del mundo.

En enero de 1791 Pedro Amable Burlet construye en Cartagena una maquina hidráulica para el buceo, útil para profundidades pequeñas. Con posterioridad, el buzo mayor de la Armada Sánchez de la Campana construye en Cádiz la campana de su nombre.

En 1816, emigró a Inglaterra Augusto Siebe, joven alemán especializado en armamentos y herramientas, inventando tres años más tarde el primer casco abierto de buceo, basado en el mismo principio de la campana, teniendo el inconveniente que si el buzo se inclinaba demasiado durante su trabajo, se llenaba de agua.

En 1837, Siebe patentó su escafandra estanca, versión mejorada de su anterior invento, siendo el casco y la bomba para suministro del aire los mismos del modelo primitivo. Esta escafandra de Siebe sirvió de modelo para todas las escafandras de buzo, que todavía se utilizan en la actualidad.

El día 1 de julio de 1847, llega a Ferrol a bordo de la fragata mercante Jorge Juan el que puede considerarse el primer equipo de buzo para la Armada Española, modelo Siebe.




El primer regulador de aire fue inventado en 1865, por los franceses Benoit Rouquayrol, ingeniero de minas y Auguste Denayrouze, teniente de navío. El depósito del aire estaba alimentado por una bomba desde la superficie, pues la industria de la época no podía construir recipientes capaces de soportar una presión superior a 30 Kg/cm2. La Amada Española adquirió el primer equipo Rouquayrol-Denayrouze en octubre del 1866, con destino a la Fragata Tetuán.

Tanto la campana la escafandra de Siebe como el equipo de Rouquayrol-Denayrouze, eran suministrados con aire, hasta que en 1878 Henry Fleus patenta el primer equipo de buceo autónomo, que empleaba oxígeno puro como medio respiratorio. Era a circuito cerrado con saco respiratorio, botella de oxígeno cargada a 30 Kg/cm2. de presión, un cartucho que contenía el elemento purificador del anhídrido carbónico. Es el antecesor de los equipos que utilizan los buceadores de combate actuales.

Con todos estos modernos equipos de buceo es necesaria una nueva legislación, aprobándose el 20 de julio de 1904 el primer Reglamento de Buzos.

En la recién creada Escuela de Submarinos de Cartagena, y a propuesta de su director, capitán de corbeta don Mateo García de los Reyes, se crea la Escuela de Buzos, aprobada por el rey don Alfonso XIII en la ley de 24 de julio de 1922.





La misión principal de la citada escuela, era la de formar buzos para el salvamento de buques y atender las necesidades inherentes al crecimiento de las Arma submarina. En 1926, sale ya de esta escuela la primera promoción de buzos que manejan el moderno equipo clásico de buzo -Siebe-Gorman-.

La primera cámara de descompresión que hubo en España, se adquirió en el año 1923 para la Armada y su Escuela de Buzos. La suministró la Siebe-Gorman y se instaló en 1924 a bordo de la barcaza auxiliar de buzos de la citada escuela. Esta cámara estuvo prestando servicio a la Armada el año 1979, estando actualmente expuesta en el Museo Naval de Cartagena.



También en 1926 llega a España, las primeras tablas de descompresión inglesas, publicadas por el Dr. Haldane con la introducción de las citadas tablas y la primera cámara de descompresión importada igualmente de Inglaterra, se ponía punto y final a la aplicación de los procedimientos arcaicos utilizados para intentar mitigar los dolores y molestia producidas por los -ataques de presión-.

En 1928 se construye en Bilbao y se instala en Cartagena, en la base de submarinos, con material procedente de los sumergibles tipos , el primer tanque hidráulico para inmersiones de hasta 100 metros.

miércoles, 27 de marzo de 2013

DE LA ANTIGÜEDAD HASTA EL S.XIX

En el siglo II a.C. los romanos tomaron Cartagonova (Cartagena) con ayuda de combatientes especializados en natación y buceo Es por entonces, hacia el año 125, cuando se tienen las primeras noticias de la actividad de buceadores en España.

Hacia el siglo XIV y ante los posibles riesgos de varada (averías propias de esa circunstancia), vías de agua por otras causas y recuperación de anclas y otros objetos de los buques de la Armada Real Española, se incluye como dotación de las unidades navales hispanas a buceadores que hacen inmersiones a pulmón.

En el transcurso de los siglos XV a XVI, la Armada crea la flota de corso y buceo, con el objeto de recuperar los galeones y el cargamento perdido por naufragios en el Caribe.

Ya entre los siglos XVI y XVII comienzan a aparecer los muchos ingenios que permiten a un hombre permenecer bajo el agua durante un tiempo limitado, más bien corto.



Estos ingenios consistían principalmente en campanas, más o menos grandes, que con ayuda de puntales a modo de grúas y lastradas con piedras o pesos, se sumergían en el mar con un hombre en su interior. El tiempo de inmersión estaba limitado por la capacidad de aire de la campana, por lo cual la profundidad no podía ser mucha.
Esencialmente era una campana, a la que se le instalaba un grifo para purgar el aire viciado hacia el exterior, mientras entraba aire fresco procedente de barriles lastrados. Disponía además de un tubo por el cual, él o los ocupantes de la campana, podían comunicarse con la superficie.

En el siglo XVII aparece la campana de Edmund Halley*, el descubridor del famoso cometa.
La campana era una más, pero disponía de alguna innovación por la cual, el tiempo de permanencia a profundidad podía prolongarse.



El primero de estos dispositivos fue usado por Halley hacia el año 1690. Halley, acompañado de cuatro compañeros, pudo permanecer durante hora y media a 18 metros de profundidad, todo un récord de permanencia en aquel tiempo.

Campana de Halley* (1690). Campana de madera forrada de plomo convenientemente distribuido para permitir su hundimiento durante la inmersión. Con forma troncocónica. En la parte superior disponía de un cristal para facilitar el acceso de la luz al interior, mientras que en la parte inferior una plataforma, separada un metro del acceso a la campana, quedaba suspendida de tres cuerdas con un peso en cada extremo de cincuenta kilos para mantener fija en el fondo o suspendida del mismo. Su innovación frente a anteriores campanas estuvo a dotar de un sistema rudimentario de alimentación de aire en el interior de ésta.



En el año 1689 Denis Papin, inventor de la máquina de vapor, tuvo la idea de construir una bomba de aire para alimentar las campanas de buzo. Dicha bomba enviaba aire a la campana, escapándose aquel por el borde inferior de la misma a cualquier profundidad. El suministro constante de aire permitía a los buzos permanecer durante un tiempo indefinido de inmersión, lo que representó un avance importante.

En el año 1715, John Lethbridge idea una especia de receptángulo para sumergirse, en cuyo diseño se basan la máquina de buzo de Rowe y la campanabu de zo de John Watson, artilugio que Watson patenta en 1903




Es a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, cuando los dispositivos para el buceo progresan con rapidez.

En 1775 se perfeccciona la campana de Halley, a la que se le añade una cámara superior provista de grifos (que permiten el llenado de agua de dicha cámara), que hace las veces de lastre al llenarse, y que ayuda a subirla cuando dicha cámara (con ayuda del aire viciado) se vacía de agua . En 1788 se dota a la campana de un tubo para suministrar aire desde la superficie, con ayuda de una bomba. A partir de ese momento las ideas se suceden con rapidez, dando lugar a la invención de nuevos dispositivos que van haciendo al hombre cada vez más independiente, y le permiten permanecer más tiempo sumergido. Antes, en el año 1787, en España se crean lo que son las más antiguas escuelas navales de buceo del mundo.